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Mostrando entradas de mayo, 2015

La llave de Debod.

N ormalmente cuando camino por la calle siempre voy con la cabeza bien alta, herencia que me dejó mi querida abuela Gertrudis, para la familia Trudy, quién me decía: - Niña, hay que caminar siempre con la cabeza bien alta para dar impresión de persona fuerte y segura.      Ella vivió la guerra civil. Para ir al taller de costura  donde trabajaba, tenía que atravesar una calle en la que se encontraba el Cuartel de la Montaña. Los soldados solían estar sentados en la puerta y silbaban a toda la que pasaba. Nunca se atrevieron a decir nada a mi abuela. Era alta y esbelta, su pelo era de un negro profundo con reflejos azulados y sus ojos grandes y rasgados. ¡Vamos, toda una belleza! Pero su forma altiva de andar asustaba a cualquiera. Para ella era su coraza, con la cual impedía que nadie le hiciera daño.      Pero ese día no había comenzado bien. Había habido varios avisos de bombardeo e iba un poquito asustada mirando al suelo. Cuando estaba llegando al portal donde trabajaba, su