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Mostrando entradas de noviembre, 2016

No quiero dejar de ser.

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Subí las escaleras de dos en dos, quería contarle a mi madre el día tan fabuloso que había tenido en el colegio y todas las cosas que había aprendido en Ciencias de la naturaleza. ¡Acababa de decidir que quería ser bióloga! Abrí la puerta y al final del pasillo, en la salita de estar, me esperaban varias personas. Pasa cariño, me dijo mi madre y cerraron la puerta. En ese momento, en esa estancia, acabaron todos mis sueños. Mi madre me dijo: cariño, no tenemos  dinero para llevar al colegio a tus hermanos pequeños y al ser tú la mayor tienes que ponerte a trabajar, eres ya toda una mujer. Sé que es duro, pero ellos son hombres y se les da mejor los estudios…—ya no la escuchaba, lo veía todo borroso. De mis ojos caían ríos de agua salada, los cuales llegaban hasta mis labios donde rebosaban… Al día siguiente, comencé a trabajar en la casa de una señora adinerada del pueblo. Muchos años después conocí a un buen chaval, hacía chapuzas en casa de la señora y me enamoré de él.

Estación sin salida

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Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte y yo lo encontré dentro de un espejo. Un viejo vagón de metro. Me despierto en mi asiento, sobresaltada. ¿Dónde está la gente? Estoy sola en el vagón y las puertas están cerradas. ¡No puedo salir! Las luces empiezan a fallar, se oye un sonido, como si alguien hubiese dejado un grifo abierto. Tengo la sensación de tener los pies húmedos, miro hacia el suelo. ¡El vagón se está llenando de agua! Me muevo de un sitio a otro, buscando una salida. Veo venir una ola gigante acercándose hacia mí, me protejo la cabeza con las manos y dejo de respirar. La ola me lanza de un lado a otro, metiéndome en un remolino de agua. ¡Es salada! De pronto igual que vino el agua, se fue, quedé tirada en el suelo. Chorreando. Levanté la cabeza del suelo, no sabía que estaba ocurriendo, no comprendía... Me incorporo  y me dirijo a la puerta más cercana, intento abrirla. ¡Sigue cerrada! Pongo la mano en el cristal de la puerta para mirar hacia